martes, 6 de marzo de 2012

Visteme despacio...

Uno de los casos que más rápido se resolvieron durante mi trabajo como psicólogo clínico, fue el de un problema de lectura de un niño de 7 años.

En una primera entrevista con los padres me contaron que su hijo había comenzado a leer bien, pero que en ese año, había empezado a cometer numerosos errores en la lectura.

Cuando estuve con el chico constaté que leía atropelladamente, se equivocaba al leer ciertas palabras, y sobre todo, pude observar su estado de tensión y nerviosismo.

En la tercera sesión, y última, di instrucciones a los padres para que dejaran de apremiar al chaval para que leyera bien. Y les indiqué que tenían que animarle a que leyera despacio, y que valoraran no su calidad lectora, sino su lentitud en la lectura. A las dos semanas, me llamaron los padres para informarme de que el chico ya no cometía equivocaciones al leer.

Y es que cada cosa lleva su tiempo, y en ocasiones tratar de violentar la natural cadencia de las cosas puede llevar a consecuencias indeseadas.

Saludos,
Raúl.

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