martes, 22 de mayo de 2012

La literalidad de la comunicación.

He de reconocer que en mi juventud tuve una etapa de estudiante rebelde. Comenzó en 2º de EGB y me duró hasta 3º de BUP. Más o menos de los 7 a los 17 años.

En 4º de EGB, tuve algunos rifirrafes con mi profesora (que era una santa), y que llegaron a su culmen un día que ya desesperada, me espetó:
- ¡Raúl, coge la puerta y vete fuera de clase! ¡Al pasillo!

Me levanté de la silla y me dirigí directo a la puerta. Un grito de la profesora evitó que sacara la puerta de sus goznes, que ya tenía bien agarrada.

Constantemente utilizamos frases hechas sin darnos cuenta. Y una reacción literal de los demás a nuestra comunicación nos dejaría estupefactos. Como muestra un botón:

Dos personas se cruzan por la calle, le dice una a otra:
- Perdona, ¿tienes hora?
El otro responde:
- Sí.
Y continúa andando.

Saludos,
Raúl.


domingo, 13 de mayo de 2012

Los valores en la empresa.

Hay hechos que ocurren en la vida de una persona que pueden hacer cambiar su trayectoria. Profesionalmente, tuve un punto de inflexión hace años. Fue un hecho, uno solo... quizá para otra persona no hubiera tenido ningún significado, pero para mí lo tuvo.

Ese hecho se produjo en una reunión de trabajo hace bastantes años. En esa reunión estábamos mi jefe, una compañera y yo. Mi jefe en un momento de la reunión, comenzó a echar en cara a mi compañera, de muy malas maneras, ciertos comportamientos y actitudes de ella. Tanto tiempo duró la bronca, y tan desagradable fue, que mi compañera rompió a llorar.

En ese momento supe que mis días en esa empresa, estaban contados. Yo no quería trabajar en una empresa en la que se faltara al respeto a las personas. Unos meses después dejaba la empresa.

Actualmente, se puede encontrar en cualquier empresa, colgado de la pared un documento en el que se recoge la misión, visión y valores de la organización. El papel lo aguanta todo. Pero los hechos, las evidencias, los comportamientos de las personas, son la prueba real de los valores que tiene una organización. Actualmente, muchas empresas se jactan de que uno de los valores más importantes (sino el más importante) son las personas. Pero muchas veces los comportamientos van por otro lado. Y son precisamente las personas que tienen puestos de responsabilidad en las empresas, los que deben ser ejemplo permanente de esto.

Y es que independientemente de que se tenga razón o no, el respeto y las formas es algo que un jefe nunca puede llegar a perder con su equipo. Jamás.

Saludos,
Raúl.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Yo, becario honorífico del departamento de Psicología.

"Todo es bueno para el convento", y más todavía cuando se trata de aprender, porque uno nunca sabe ni dónde ni cómo sonará la flauta. Me explico.

Durante cuarto de carrera de Psicología, formé parte del departamento de Psicología de la universidad de Valladolid como Becario Honorífico. Esto significaba que era un gran honor ser becario, y por lo tanto no cobrabas un duro. Pero tampoco me importaba, ya que yo lo interpretaba como una inversión de futuro. Pues bien, ¿cuál fue el motivo por el que me nombraron Becario Honorífico? ¿Mis calificaciones? No. Fue mis conocimientos de informática.

Si no recuerdo mal, el primer PC entró en mi casa cuando yo estaba estudiando segundo o tercero de carrera. Lo primero que hice, fue cogerme un manual de Windows 95 (sí, hace ya años), y empollármele. Después pasé al de Word, y también al de Excel. Con el de Access no pude.

Después me pasé a internet. Yo era de los que se conectaba, gracias a la tarifa por tiempo de Telefónica, con aquel módem antiguo... ¡qué tiempos en los que no había banda ancha! ¡Y esas tarifas! Me conectaba a partir de las 00:00 porque era más barato, ya que me lo pagaba de mi bolsillo... Y ese ruido de conexión, tan solo comparable al de la grabación de las cintas de cassette en el ZX Spectrum... Sí, efectivamente, en aquel tiempo no había aún redes sociales (que parece que han estado ahí toda la vida), ¡ni si siquiera el feisbuk! En aquellos tiempos, lo raro era tener email.

Bueno, pues como iba diciendo, gracias a lo que había aprendido, sobre todo, de internet, del uso del correo electrónico y sobre páginas web, pude hacerme un sitio en el departamento. Mi labor fue ayudar al profesorado del departamento a manejarse con las nuevas tecnologías, configurar PCs y arreglar desaguisados informáticos de todo tipo. Y es que, como decía al principio, en cuestión de conocimiento... "todo es bueno para el convento".

Qué tiempos aquellos...

Saludos,
Raúl.