La experiencia es un grado. Y lo que aprendes, porque lo vives (o lo sufres en tus propias carnes), difícilmente lo olvidas. Eso fue lo que me pasó cuando rondaba los 12 años de edad.
En aquella época, en mi colegio, todos los años debíamos realizar una disertación o conferencia sobre un tema libre, delante de toda la clase. La disertación debía durar unos 15 minutos, y después había que contestar a las preguntas que te hacía el profesor, y también tus propios compañeros.
Pues bien, yo como tema para ese año, decidí hablar sobre la Teoría de la Relatividad de Einstein. Me pasé 15 minutos hablando sobre cuestiones que no comprendía, pero me sirvió para aprender varias cosas. Entre las cosas que aprendí, haré referencia a dos:
1- Nunca hables de algo que no controles. En el turno de preguntas, un compañero (malintencionado, evidentemente), me preguntó: "Entonces, según Einstein ¿es posible viajar en el tiempo?". No supe qué responder.
2- lo segundo que apredí, fue que al comenzar cualquier disertación o conferencia, es bueno empezar con un "boom" (una frase hecha, un dato sorprendente, una pregunta retórica...), para atraer la atención de los oyentes. Mi "boom" en esa disertación aún lo recuerdo porque era muy bueno: "¿quién aprende más el estudiante del maestro, o el maestro del estudiante?"? Pura relatividad.
Saludos,
Raúl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario